Pasaje al terror.
Una de esas veces que se repiten siempre
en que todo se convierte en nada y quieres que nada te importe en
absoluto;
quizá es una de esas veces en las que la
percepción del tiempo es nula
y medimos los días por las horas que nos faltan
de sueño -s-.
Decidir ahogarte debajo de cualquier libro
y saber mantener la respiración fuera de ellos.
Guardar silencio porque todo lo que puedas
decir es como un puñetazo en tu propia boca.
Procesar la dulce indiferencia que te
provoca el mundo incómodo que te rodea.
Disimular porque lo que viene es invariable y el factor siempre es el mismo.
Provocar sonrisas al espejo para morirte
del gesto.
Perderlo
todo para no perder más.
No
creer ni en lo que ves.
Recibir golpes y que ninguno sea de suerte.
Morirte
de ganas de huir pero no irte por no tener que volver.
Estrellar
tu vida contra el suelo.
Querer
en bajito.
Estar
bien o de verdad.
Llenar
el vacío con más vacío.
Buscarte
las cosquillas y encontrarlas jugando con la tristeza.
Ponerte
un cartel en el pecho de ‘no molestar’
Porque-no-te-da-la-gana
nadie.
Y en
plural, tampoco.
Una serie de catastróficas desdichas que dolidas así, son cucharadas de miel para una garganta irritada.
ResponderEliminar¡Genial!
Eres genial y no tengo más que decir.
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