Miércoles de mis cenizas.

Lo de confundir tu respiración con la mía porque estás tan cerca que no sé distinguirnos.

Quiero tu voz en mi nuca y mi aliento en tu espalda,
el roce de tu piel, suave, ahogando tu silencio en mis gemidos.

No saber hora,
ni sitio;
pero sí lugar:
tú.

No querer nada,
solo a alguien.
Y eso es mucho.
Todo.

No querer diferenciar entre tu cuerpo y el mío.


En mi sonrisa cabemos tú y yo,
y en mis lágrimas caben mis "te echo de menos cada noche y odio despertarme y no encontrarte buscándome".

Tengo una cama desierta y el tiempo vacío desde que existes pero no estás.

Yo soy de las que se enamora como una tonta,
pero folla como una hija de puta;
y mientras tenga tu cara entre mis piernas el mundo seguirá siendo un cabrón desalmado,
pero gritaré en silencio que nos hemos ganado.

He asustado al miedo,
y he basado todas mis mañanas en las noches que me has dolido.

Y ahora solo veo un sofá,
medias rasgadas,
y a mi;
con unas ganas locas de hacerle el amor al invierno
y que se corra en mi vestido,

y que le follen al desastre de no tenerte cerca,
y al fracaso de tenerte lejos.


He perdido la noción de mí misma y ya no sé si soy yo la que se muere,
o eres tú la vida que me falta.






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