Báilame bajo la falda.


Que caigas en la cuenta de que lo de contarnos las penas no es lo nuestro, somos más de drogárnoslas.
Lo de vivir sin morirnos no va con nosotros, 
y que los te quieros saben mejor cuando te corres en mi boca.
Prefiero cortar con todo, antes de tener que hacerlo con mis venas. 
En las que,
por cierto y por desgracia, 
te llevo.
_

Te escribo estas cosas, más que nada por no mandarte a la mierda. 
Y encontrarme contigo en cualquier esquina en la que antes los semáforos estaban siempre en verde, 
y las farolas encendidas.
Creo que es más fácil decir “te quiero” que “adiós”;
aunque con tus silencios lo dices todo sin pronunciar ni una sílaba, y no hace ni puta falta. 
Porque cuando me miras se me olvida hasta mi nombre. 
Y me convierto en tuya sin ser de nadie.

***

Traspasas todas tus barreras, y las mías, queriéndote meter en mi, y de todo. 
Como cada noche cuando cuelgas tu abrigo en el armario, como queriéndome decir que te quedas. Conmigo. Con nosotros.
Tus besos de hielo ya no me derriten 
y tu mano por debajo de mi falda se ha convertido en rutina, 
de otras.

Odiarnos, sin duda, es lo más bonito que podemos hacer el uno por el otro. 
Los te quieros a nuestro lado, se quedan cortos, se corren y nos envidian por ser más que todos.
En el fondo, pero sin descender demasiado, 
me encantaría irme de aquí, 
pero no encuentro la puta salida de emergencia.

***

Y la diferencia entre nosotros, una de las miles, 
es que tú follas, y yo, sin embargo, hago el amor. 
De mil formas y maneras diferentes; 
aunque por supuesto mis gritos se los regalo a otros.
 Tú, en cambio, sólo sabes hacerlo de una, y eso, aburre.
...

Y hablando de todo un poco, estoy encantada de habernos conocido, pero las dudas me preguntan todos los días, las hijas de puta. 
Así que perdóname si abro todas las puertas y ventanas, y dejo que entre el frío, 
que por otra parte lleva acostado en mi cama desde el verano pasado. 
Los resquicios que quedaban de lo que éramos se han convertido en un “nosotros” que no van a ninguna parte.

Y..

Tú eres de esos que lo dice todo, sin decir nada.
Y yo de esas que bailan sin mover ni las pestañas. 
Así que ya me dirás tú qué coño tenemos que ver, 
si ya hemos repasado cada una de las letras del calendario.

A éstas horas debería estar durmiendo, pero prefiero que me pases la sal, que me apetece un tequila, 
y ya de paso me la echo en la herida, 
que jode mucho, y al parecer, me encanta; 
teniendo en cuenta y sin contarte, que desde que tengo uso de razón (si es que alguna vez he tenido de eso), no hago otra cosa.

Pero sigo mirando tu foto como el primer día, 
preguntándome si detrás de esa sonrisa medio fingida todavía queda algo. 
De lo que sea.

Y te pido, con los únicos ojos que me quedan, 
que te quites las seis (de Irene) para que las siete nos coman  y que cuando salgas,
 cierres la puerta.. 
que tengo demasiadas decisiones que fumarme 
y no quiero que se me escape ninguna.

***

Cambiar? Cambiaría la ropa de sitio, tus límites y las ganas de llamarte cada noche que el vaso se vacía más de lo debido. Y alguna que otra cosa más.
Pero..y qué? Los monstruos nos comen, o más bien, me comen a mi
y yo me dejo, 
como siempre.
..

Hoy, y siempre, hace un día precioso para quererme. 
y una noche perfecta para que me folles.
Y pedirte que te tires conmigo desde la azotea. 
O tirarnos, el uno al otro, quiero decir.
A gritos todo sabe mucho mejor, si son contigo..

Pero en fin…mañana será otro día, aunque prefiero las noches, 
sobre todo en las que cuelgas tu abrigo. Y me subes al cielo, o a la mesa.

Aunque no deberías olvidar,cariño, que yo también sé ser una hija de la gran puta cuando quiero.



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