Plumas desgastadas.
Es ese
libro que te empiezas a leer y no puedes parar.
Es ese
libro con el que sales de la tienda sonriendo.
Es nuevo, y te encanta. Es
nuevo, y quieres leértelo ya, lo quieres terminar YA, para volver a empezarlo
una y otra vez.
Es un
libro lleno de aventuras, lleno de cosas nuevas; de imaginación, de saltos
mortales, de drogas, de alcohol, de sexo, de risas, de locura, de sangre, de
corazones rotos, de nubes y de sol. De manías, de inventos, de música, de
bailes, de ventanas abiertas, de llaves, de castillos, de goteras, de mecheros,
de barcos de papel, de ropa por el suelo, de dibujos, de porqués, de “isis”, de
siempres, de manchas, de inviernos y primaveras… de venas abiertas y de
cicatrices que no se cierran.
De
ternura, rabia, amor, pasión, descontrol… Es un libro lleno de todo.
Un
libro que no cierras, durante mucho tiempo. En el que quieres escribir cosas
nuevas, en el que faltan hojas porque quieres más.
Es un
libro forrado de cuero, de ropa interior, de vaqueros, de camisas y de olores.
Que cada mañana te da los buenos días.
Escrito
con tinta de esa que no se borra, y en algunos márgenes con tinta transparente,
de esa que no se ve…por si se te ocurre abrirlo y leernos.
(…)
Al
final, como siempre, ese libro se cierra. Un libro que te ha terminado saliendo
caro.
Un
libro que se queda en la estantería, cogiendo polvo. Al que se le han arrugado
las páginas de tantos gritos, al que se le han roto las esquinas de tantas
caídas, de tantas putadas y tanto maquillaje corrido. Un libro que se ha
terminado desgastando, se le han doblado muchas páginas, y justo en la 78 tiene una marca de pintalabios rojo desgastado, de uno de los muchos besos
que no te di.
Pero
bueno; un libro más o uno menos, no?
Al fin
y al cabo, todos parecen tener el mismo final.
Aunque eso sí, éste estaba lleno de mayúsculas, de poesías de tus ojeras y de magia, mucha magia.
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