Una proposición diferente.



Podemos inventar una estación entre el invierno y la primavera; 
del veinte al veintiuno de marzo. 
Que dure lo mismo que un concierto de rock 
o que el polvo mágico en el que pierdes todo el sexo acumulado en la comisura de tus labios. 


Bailar debajo de los cerezos sonrojados que nos miran,
envidiosos,
cómo nos amamos. 

También podemos querernos sin permiso,
pero con cuidado;
bien y hasta el fondo.
Tirarnos muchas piedras y declararnos culpables,
sin esconder las manos. 

Derramar sentimientos en una confesión de media noche a la luz de una copa de Ginebra mal echada y con media sonrisa del que escucha incrédulo las verdades que asoman de esa boca llena de lágrimas. 

Podemos hacer planes para luego deshacerlos,
y comernos la boca a modo de desayuno,
siempre y cuando nos quede hambre para lamernos las costillas 
y hacernos cosquillas con la mayor intención de hacernos reír para que, 
cuando te vayas, 
por lo menos me quede eso: la intención.

Curar cualquier síntoma de amor que se me pueda subir a la cabeza 

y no dejarme llevar por el primero que venga jurando un mundo mejor. 

A veces, me veo bailando desnuda en la ducha con una sonrisa en la boca -del estómago-

y me pregunto a quién se debe.

Una noche voy a decidir que por cada deseo de pestaña no cumplido, 

'un tequila;
y sal de mi vida 
con limón.'
Ya verás -borroso- como se nos puede dar de puta madre lo de volar sin alas y caer de risa.
Deprisa. 

Aspirar a ser nadie en tu vida para ser todo en la de alguien,
jugar a ganarnos sin perdernos;
porque puedo jugar contigo al escondite
pero solo para que me encuentres
porque jamás me escondería de ti,
ni te la jugaría porque no quiero perdernos. 

Insinúame,mientras te pones cachondo,que solo necesitas un beso en la frente y que te meta la mano en el pantalón para imaginarte un invierno de sexo sin frenos y con muchas curvas. 

No me bailes el agua,
bébetela en mi ombligo;
prométeme que no me romperás el corazón,
y que si lo haces solo sería para poder tener más trozos de mí. 

¿Me escuchas? 

que digo que podemos inventar una estación entre el invierno y la primavera;
que dure un poema bien escrito o una carcajada de suerte o un beso en la mejilla.

Compartir un poco de placer y ponernos hasta arriba de polen,

que la primavera está a la vuelta de la esquina; 
como los camellos,
y yo necesito mi dosis.


Irnos a Roma solo para volver a casa porque todos los caminos me llevan a ti.

Declararnos culpables de querer.
Querernos salvar o morir en el intento.

¿Me escuchas?
Podemos inventar una estación entre el invierno y la primavera;
una estación que dure todo lo que te quiero.

Podemos inventar una estación.

De tren,
o una parada de autobús para columpiarnos. 

Esquivar el tiempo



 y morir de un amor eterno que dure lo que tarde en llegar el autobús.


Comentarios

  1. Por regla general me suele gustar más la prosa, pero lo que tú escribes es para que me pase definitivamente a la poesía...

    Gracias por compartirla con nosotros.

    ResponderEliminar
  2. Muchísimas gracias,joder <3 y gracias por leerme,bonita :****

    ResponderEliminar
  3. Creo que podemos inventar una estación que sea igual al tiempo que me paso yo leyéndote desde que te descubrí, duraría más que ninguna otra, te lo aseguro. Creo que cada día me sorprendes más y créeme cuando te digo que eso es muy difícil. Increíble que eres.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares