All you need is ella, idiota.




Hubo un día;
el día que abriste una puerta que nunca supiste cerrar después, 
y creo que eso fue la gota que colmó el vaso medio vacío 
y terminaste matando al pez que murió por tu boca.

No te diste cuenta de que tu salida de emergencia era ella,
y la boca de incendios que te apagaba la sed de querer otros fuegos. 

La capacidad que tuviste siempre de hacerla cenizas y soplarla;
la magia que tenía ella de concederte cada puto deseo de no cumpleaños. 

Cuánto daño fuiste capaz de no hacerla pero te guardaste entre la garganta y el esófago y ahora escupes sin pudor,ni sudor alguno,por acostarte en camas frías de chicas calientes;
fáciles de mente y corazón. 

Te quedaste quieto, como si hubieras visto un fantasma, el suyo;
y entonces sangraste por la boca todo lo que no le habías gritado en esos siete meses de despertares ardientes y mañanas de cafés y polvos en la ducha.
Los siete meses de verbos en presente y pensamientos en futuro, de planes y disparos al corazón. 

Te regaló tiempo y le costaste muchas noches de insomnio mal repartido entre su cama y tu boca en la entrepierna de una cualquiera.

Fuiste su todo en ausencias,
su cama llena;
de nada.

La dejaste dando un portazo que sonó a violencia de cama y a la forma vulgar que tenías de comerte su pecho desprovisto de cualquier armadura que tú te encargabas de romper.

Eras el mejor abriéndole las piernas y cerrándole la boca,
tapándole cualquier sentimiento que abusara un poco de tu sentido del amor.

Recogiste tus CD'S de Nacho, las botas de cuero con las que te recorriste esa ciudad buscando sus piernas..

¿Qué más?

Ah sí, te llevaste los calzoncillos que te regaló por Navidad y los libros de la mesilla, 
para no dejar huella;
la camiseta del concierto que te compraste solo para vérsela puesta a ella.

Los pijamas rotos y desenvueltos por cumpleaños felices que fueron más que felices,
las fotos del viaje a Nueva Zelanda, los momentos congelados en ese sitio tan gélido.
Cogiste rápido tu maleta vieja llena de olvidos y saliste volando, 
dejándote las alas en aquella casa.


¿Pero sabes qué, imbécil?

Te dejaste los besos, las noches salvajes de sexo sin pudor, las contemplaciones.
Te dejaste las promesas y el futuro y las marcas de pintalabios en la camisa esa horrorosa que solo te pusiste una vez.

Te dejaste las putas canciones, las manías, y los rumores. 
También te dejaste sus manos y su cuello,algún movimiento de cadera descarado,las clavículas marcadas,las piernas kilométricas;
su espalda. 
Te dejaste su espalda,capullo. 

Sus pupilas,las mariconadas que la escribías en cada papel que te encontrabas por casa,los daños sin prejuicios y con poca conciencia. 
Te olvidaste de llevarte su olor,su pelo corto rizado,sus maneras de andar y su forma de respirarte como si fueras su vicio favorito. 


Te marchaste asumiendo ninguna culpa 
y estabas condenado por omisión de socorro; 
además de por haber cometido tan mal el acierto de tu vida.

Recitaste a Sabina con el 'Ruido' que hiciste y a ella divagó por el 'Bulevar de los sueños rotos'.

Y así, sin mas -ni menos- te dejaste debajo del colchón todas las palabras que ella se tatuó, 
todo lo que te versó, 
los ocho días que te quería los siete días de la semana.

No cogiste las llaves del coche, 
pero si el llavero que te regaló; 
la bicicleta que te empeñaste en comprar y luego no usaste más de dos veranos.

Dejaste tiradas todas las risas y los calcetines y todos los golpes de suerte que ella llevaba en la nuca.

Ya no te cabían en la maleta todas las mamadas, los plurales, las corridas de gritos en mayúsculas, las caricias, el odio de los martes que parecían domingos,
y la vida, la vida con ella.


Capullo.

Te largaste;

pegando el portazo de tu vida,
huyendo de la felicidad,
escondiéndote del amor;

y dejando al descubierto tu punto más débil: ella.


Comentarios

  1. Amo la forma en la que escribes, expresas también tantos sentimientos, eres las letras que yo no se escribir, ni decir.

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  2. Todos hemos paseado alguna vez por ese "Boulevard of broken dreams". Me gustan las subidas y bajadas de tono que acompañan tus versos, esa primera subida y la segunda que mantienes hasta el final. No sé si me explico, pero de tus palabras enamora hasta su estructura.

    Nada que decir sobre el contenido, nos haces protagonistas de la historia a todos los que la leemos. Como suelo decirte, enhorabuena. Enamoras.

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  3. Ay que me acabo de enamorar, del todo, hasta el fondo.

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